Vadou. Limpiándose las manos con trozos de cielo. Comiendo pedacitos de firmamento. Golpeando incesantemente con el mortero entre dos continentes. ¡Loas! De la aurífera sabana y de la escamosa selva, garras de león inexpugnable y boa con alas suspendida en el aire carbonizado. A martillo de cadenas, a negrura de piel violada, el viento llega con nuevos susurros para instalar sus nuevos dominios primordiales y las piedras se hacen carne ante el fetiche antropomorfo en forma de falo. ¡Dónde caerá el relámpago! Dónde no hay escritura y la palabra es vinculación biopsíquica. ¡Loas! Aplaquen su furia. Todo lo que soy, es el alimento que os concedo. Todo lo que fui, fue arena y océano. El incendio ya está provocado. ¡Loas! Ojos como perlas y la transmisión que se alza entre el hormigón disentido que se acerca a la orilla de los amuletos colgantes. Ya no tendré razones para ocultarme.
Esto tiene mucho calibre mi General!!!
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