Esta noche
quizás me haga más fuerte
o
quizás más débil,
es una elección de filo lunar
en la que muerdo toda palabra
con regusto a sacrificio...
Amor nocturno, senos pálidos
que se clavan y se hunden
en las raíces de la subterránea mascarada
allá donde el terco corazón se empeña
en seguir bombeando un minuto más,
un minuto más un minuto más...
Y yo... y quizás todos... los demás...
aceptamos este abismo perfecto de gomosidad
cegados por el palpo amorfo,
¡Tanteando puede que miserias!
Pero en estos estratos de desolación
hay lenguas que te pueden descubrir o te pueden encontrar,
quizás uñas que busquen con rencor o éxtasis tus gotas
a lo mejor... besos hambrientos que quieran
las venas del cuello
o
destellos de acero que busquen furiosos
traspasar las partes blandas de tu sexo.
Amor nocturno, lecho metamorfo
en el que te balanceas y crujes,
marañas azabaches que ahogan la garganta
que extraen los glóbulos oculares incendiados
y las cenizas de penes y vaginas...
de ti, noctámbulo rondador, depende.
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