¿Dónde estás? ¿Dónde...?
Esta claridad conforma demasiadas líneas muertas
esta mano anillada alza la desesperación,
o quizás sea amniótico aislamiento,
piel camaleónica y dura contra el dolor... no hay más...
¿Dónde estás ?
Puedo cruzar con un rápido pensar
este leonado trigal
o
este espinar fosco,
no sé qué me mostrará esta diáfana luz
porque mis ojos son perfectos abismos,
el mar salado de tu carne
reseca esta garganta de perdición,
¿Dónde estás?
Estos páramos diurnos no me bastan,
llego a los límites de estos lares perdidos
ya abatido, sin ganas de pelea,
uñas que remueven raíces, y cortan el aire,
intento anestesiar el pensamiento
y este bozal para no dejarme querer
pude ser la pregunta que me niego.
Desde estas grietas míseras
contemplo lo que me deja el día,
luz con traición que me atrapa con ambigüedad,
puedes ver al dragón
puedes mirar a la libélula,
ellos otorgarán la oportunidad de conocerme...
conocerte... conocerte... conocerte...
¿Dónde estás?
Seré creado por vuestros pechos y por vuestros vellos,
¿entenderé a esa tormenta seca
hacer saltar por los aires cualquier verderal?
¡Cómo voy amar a la luz!
Ilusionista con llave escapatoria de sombras
rebelde hacia a la inflexión negra,
pero allí, incluso en ese reino de cartón,
tendrás que rajar la claridad
pese a que el riesgo de acabar llagado
puede ser otra capa en la epidermis del tiempo
que no abandona su empecinada corrosión.
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