Bajo esta piel de quarzo arenoso te tenía cuando el cielo desecendió astillado... para amarte.
Los seños eran ojivas nucleares para tu regocizo...
y el pérfido lactante
volvió a incendiar sus ojos destructivos
tenía que aguantarme
pues la explosión era algo
que se ralentizaba en el tiempo desarticulado
el semen ácido era la lava
entre las grietas
cuando todos se quemaban
y sus pieles se deshacían,
rápido y lento...
la destrucción no es un deseo, no.
es una
necesidad oscura
como la última luz.
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