Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

viernes, 30 de noviembre de 2012

CARIÑO, ARRÁSTRAME AL INFIERNO








Cariño, arrástrame al infierno
tengo los ojos huecos
y la piel amoratada,
las telarañas son bellas mortajas
las palabras marchitan las flores,
¡arrástrame!
Mete tu puntiaguda lengua en mi boca
e inúndame con tu aliento nefasto
así quizás hasta los ángeles mórbidos
se ríen de esta apocalíptica decrepitud,
¡arrástrame! ¡arrástrame al infierno!
Qué las pesadillas sean óceanos de oscuro ámbar
y la carne arda en monolíticos hornos
que escupan venenoso humo
por carbonosas chimeneas retorcidas,
¡arrástrame cariño!
                   Estoy dispuesto
y me dejo,
      esta es la última noche
aunque me empeñe en lo contrario
     porque no hay nada más que recordar
salvo el sabor a hierro del infierno,
Cariño...
         arrástrame
                   ... al puto
infierno.

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