Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

jueves, 31 de enero de 2013

CANTOS POST-HERMÉTICOS

Estaba escrito que lo viera, eso me dijeron. Más nada ví escrito, quizás sombras. Maledicite.
Yo, señora. Amaré tus pechos como la destrucción. Cantaré como un juglar haciendo sonar las raspas de este deseo, moriré temprano para volver ver los vaticinios del ámbar perdido. Así que la apuesta entre lo duro y lo blando fue hecha un día sin sol.

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