Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

lunes, 31 de diciembre de 2012

APOSTANDO

Apostando a la sangre salvaje, apostando a que todo se acaba como un sorbo acibarado, apostando a que no escribiré más, apostando por los ángeles caídos... es la desgracia querida niña y es la suerte contar con dos manos que no paran de apostar por la vida y la muerte, a cada cerrar de ojos y a cada eclipse, a cada grito y a cada blasfemia, apostando porque queda un pedazo de vidrio y porque te pueda ver una vez más en el reino de la arena, apostando que el verso no me mate.
Apostando ya.

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