Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

lunes, 27 de febrero de 2012

ANTITODO




antitodo, no me llamo Carlos,

me llamo escoria, basura reaccionaria,

genéticamente envenenado, con el cromosoma del antipoema

incrustado en la incógnita hélice del ADN,

antitodo, no me llamo esperanza,

ya no hay lugar para la rima

es una jaula que da grima,

podencos esqueléticos y zancudos nefastos

aguardan al otro lado del minado Guantánamo,

el concepto es algo que perdí a bordo

de un avión Kamikaze Cero,

así que aprieto el pañuelo de guerra

y me lanzo a través del cielo detonado

con el sol naciente a la espalda de los campos dorados,

tres tristes tigres comieron en un trigal...


no tengo por qué vomitar, no hay estómago,

la vaca hinchada navega el Ganges, los clavos amanecen por el mismo sitio,

no tengo por qué hablar, no hay cuerdas bucales,

la casa siempre se quema por el tejado

cuando no hay agua, ni vino, ni ginebra,

no tengo por qué amar, no hay corazón,

¿pero será ese el órgano del amor? Allí dónde solo hay un mar

de sangre extraña que viene y se va,

entrégame ese ósculo con vicio

manejando las manos siempre más abajo,

arrancame las branquias

y ahógame en la Atlántida más profunda,

antitodo, las sombra no son sombras,

son algo para mantener la guerra eterna, santa, blasfema, petrolera,

no mantengo ni sostengo albur, ahí te lo entrego junto con la dentadura postiza,

Lanzarote astillado, criticado, cabalgando huesos,

campo de minas, reino de los tullidos, letra tras letra disléxica,

antitido, no hay antídoto, no hay salvación,

el turno en el matadero de los cerdos

llega demasiado deprisa para despedirse de los amigos.

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