Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

miércoles, 8 de febrero de 2012

EN ESTA TIERRA SIN MAR



En esta tierra sin mar, espirales hacia el hondo tras el paso cortado de los granos cuarzosos de todo lo que se queda troceado.

Cronológicamente varado en una playa lunar, rosas y sicomoros breves en la polvareda y andrógino reflejo descarnado.

El deseo es una cuestión que contrae las huellas, convierte la siguiente palabra en un sequeral.

Amor a raíz de muelas, a vueltas de una sierra monolítica que se empeña en engarzar falsos jaspes como raspas de asolación.

Toro de la Iberia que coagulas las encrucijadas

hielo himalayo que recrujes las perdidas urnas funerarias.


Y así este mar y este amor, columna hormiguero exiliado, son líneas negras a tinta de sepia difusa . ¡Otórgenme un templo! ¡Ablación para desgajarme!

¿Seré humano? ¿Entenderás a esta arpa desafinada? ¿Seré algo?

¿Seré una pregunta increada?

Inmortal tiniebla o alzado paraíso

secciones del mismo inhóspito retorno

desde el marfileño cementerio de los elefantes.


En estos dominios, loor de las astillas cómo lobo incómodo

reniegan las piedras y los fósiles del maremoto

las algas son crudas a cuerpo arcano

y no hay nada más que chicos que nunca están.



2 comentarios: