Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

sábado, 7 de abril de 2012

ESPESOS PÁRPADOS




1

Abre los ojos y cuéntame que ves

porque yo no veo nada,

como compañeros

mi novia la oscuridad

y el feto negro del odio.


2

A los cinco años contemplé la muerte

y quise con mis manos reanimar lo inerte

pero eran demasiado pequeñas.


3

La umbría del perro

me alcanzó con su puntiaguda soledad

desde los principios de mi existencia

en las espinas del rosal seco.


4

Una mirada asolada de ella

me bastó para fallecer

inmerso en el telón de peltre


5

Besos amargos y de plomo

las alimañas se erizan

ante mi paso errático.


6

Tengo un viaje a seguir

entre las palabras inertes

y las lágrimas tan duras

como los huesos que acarreo con desgana.


7

El infierno cornudo

siempre ha de ofrecer una botella de alcohol

que arrase la memoria

que construya el vergel espurio.


8

¡Demonios! ¡Demonios!

Gritan,

¡ángeles! ¡ángeles!

Gritan,

pero yo ya desde tiempos inmemorables

me meaba en las esquinas.


9

La muerte es fácil

la vida es fácil,

lo difícil es mirarse en el espejo.


10

Santos hierofantes

se empañaban en desvirgar mis venas,

pero yo ya era una rata voladora inmune a la ponzoña

portadora de la rabia callejera inflamada.


11

El amor se busca hasta que se pudre

y una muesca se añade al rostro

de la sonrisa fija.


12

Un amanecer azulado aparecí ensangrentado

a través de la insania rojiza

que me transportó a la visión menstrual

de un principio repetitivo de tus dones.


14

Aquellos ojos redondos

eran tan enormes como cualquier pasado,

olivíferos destellos para detener cualquier eclipse.


15

Manos acartonadas de vate

con regusto de sangre en las encías,

¡quemen estos legajos!


16

En estos sueños me pierdo como momia sin sarcófago,

esta tiniebla y las otras,

esas noches que inyectan alquitrán.


17

Vuélveme a besar con hiel de amnesia

clávame las uñas,

atraviésame con tus duros senos.


18

Cognición

desesperación,

venus con brazos implantados

con caricias por horas.


19

Esa sonrisa en labio partido

me queda como brasa

cuando volvía a creer en esta sociedad.


20

Suciedad

es lo que veo esparcirse como hollín

que no se puede blanquear

ni por el mejor charlatán.


21

¿Hay noche?

Y si no la hay, me la imagino

con estrellas de cinco puntas

con lunas cuadradas,

¡la hora radioactiva!

¡La barraca de los fenómenos de feria!

Lenguas bífidas

para chupar los restos.

Hasta luego... mi querido sol.





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