Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

sábado, 10 de marzo de 2012

UNA ÚLTIMA BALADA


electrografía a cargo de Luis Makianich


Enfrente... enfrente... enfrente

de esta realidad amorfa en la que te concedo el amor,

¡oh señora de los abismos de la vanidad!

Este cuerpo deformado es el tributo

de querer escribir algo y no poder levantar ni tan siquiera...

los dedos

la cabeza

¡las nubes de peltre estaban tán cerca!

Pero las alas de los zopilotes eran siempre negadas...

¡Mendigo!

Pides los restos de la realidad

gritas al eco de la mar enjugada,

quizás allá está la soledad

en esa espiral de letras superficiales,

y se escapa algo que no puedes imaginar.



¡No hay nada más!

En este reino la batalla ancestral por la luz

es una espera de mil mentiras,

¡Y millones de ocasos solares se vuelven a repetir!

El hielo es el mismo en todos los lugares

un reflejo perdido

de aquellos ojos paganos en el principio de lo creado.



¡Infortunio! ¡Infortunio!

Gritan las huestes guardianas de la ausencia,

y sabes que el desatre cae lentamente

como una secuencia de polvo asfixiante,

así que te preparas de nuevo

para cantar en la alborada del embeleco

una última balada.

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