Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? ¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos? ¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

El Tigre de Willian Blake

jueves, 24 de noviembre de 2011

FRAGMENTO DE TRÍADA DE LOS DESEOS




Hoy es el día
de mostrar penitencia
por los pecados cometidos
entre naranjales y trinos de ruiseñor recreados,
lejos de las huecas piedras que no paran de hablar,
allí doblego mi espalda y mi sombra para ver pasar la arena,
no decir nada
alimentar el silencio con mi piel
respirar de verdad y sentir la caja torácica
bombear todo el mundo circundante,
castillos, hadas y princesas, se los traga la ciénaga,
el tiempo, las cadenas y las prisas, se los traga la ciénaga,
hojas, pergaminos y libros, se los traga la ciénaga,
¡Oh mi niña cósmica! ¡Atómica!
Pelo rebelado en oro y ojos abiertos,
creces demasiado deprisa, por delante de las estaciones y
del mismísimo tiempo y de mis visiones,
la génesis y toda palabra es tuya,
te regalo toda mi calma a pesar de la insatisfacción
en la que muchas veces yazgo empecinado,
¡oh mi niña eterna! Tu sonrisa crece en cualquier cielo de cuestiones y
llegas hasta el interior combado de este vate perruno,
siglos y siglos, milenios y milenios, todos los minutos son un regalo tuyo,
tengo que renacer en la odisea diaria para llegar
a estrechar tus manos, oler tu piel nueva, alzarte hasta lo más alto,
tener unas palabras vírgenes tuyas que deshagan el hielo de los tímpanos,
¿ sabes qué este es tu padre?

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